Historias de mi vida

cronología  de lectura:

 Para ti hijo mío / El amor maduro

Mientras observo a la gente que desfila por los enormes pasillos de los centros comerciales, me solidarizo en silencio con todos aquellos que han perdido un ser querido y recuerdo a mi hijo. Mis ojos empañados, en una mezcla de ternura y de inenarrables sentimientos, me impulsan a sumergirme en el fondo de mi corazón y es entonces cuando me rindo humildemente a la vida y le agradezco el tiempo que he podido compartir con él.

Renuncio definitivamente al dolor (victimista) de su partida, me propongo no vivir en vano lo que me reste de existencia y a estar atento, muy atento para no culparlo inconscientemente de su partida y por ello transformarlo en el verdugo de mi existencia al abandonarme en el dolor.  

Decido que sí, que tengo derecho a sufrir porque el sufrimiento es una cualidad humana, pero la ausencia de mi hijo no me da más derechos, sino más responsabilidades. Por lo tanto, debo escoger entre sufrir miserablemente o sufrir con dignidad. 

Me sumerjo en un invisible abrazo con todos los padres que han perdido hijos y, tal como ha dicho José, un amigo mío, “para ti, Joan, hijo mío, estés donde estés”, este es mi homenaje:

 ¡Sí a la Vida, a pesar de todo!

@Juan Vladimir

31/12/2000

cronología  de lectura:

 Para ti hijo mío / El amor maduro

Mientras observo a la gente que desfila por los enormes pasillos de los centros comerciales, me solidarizo en silencio con todos aquellos que han perdido un ser querido y recuerdo a mi hijo. Mis ojos empañados, en una mezcla de ternura y de inenarrables sentimientos, me impulsan a sumergirme en el fondo de mi corazón y es entonces cuando me rindo humildemente a la vida y le agradezco el tiempo que he podido compartir con él.

Renuncio definitivamente al dolor (victimista) de su partida, me propongo no vivir en vano lo que me reste de existencia y a estar atento, muy atento para no culparlo inconscientemente de su partida y por ello transformarlo en el verdugo de mi existencia al abandonarme en el dolor.  

Decido que sí, que tengo derecho a sufrir porque el sufrimiento es una cualidad humana, pero la ausencia de mi hijo no me da más derechos, sino más responsabilidades. Por lo tanto, debo escoger entre sufrir miserablemente o sufrir con dignidad. 

Me sumerjo en un invisible abrazo con todos los padres que han perdido hijos y, tal como ha dicho José, un amigo mío, “para ti, Joan, hijo mío, estés donde estés”, este es mi homenaje:

 ¡Sí a la Vida, a pesar de todo!

@Juan Vladimir

31/12/2000

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